
Cuando somos pequeños tenemos sueños… cuando somos mayores, se cumplen.
Cuando una novia se imagina el día de su boda, probablemente el momento que se le viene a la cabeza sea el de la llegada a la iglesia, con el novio esperando al final del recorrido. La llegada de Mar fue de esas que no se olvidan, nunca. El amor volaba desde la entrada de la iglesia hasta los ojos de Rodrigo, esperando encontrarse con Mar. A partir de ese momento, todo fluyó y el día fue como ellos habían soñado.
Una boda llena de emoción, amor, diversión y mucho amor.
Que vuestros sueños se hagan realidad!