
Laura tiene un recuerdo muy especial… Cuando era pequeña, su padre les llevó de excursión en tren. Era el famoso canfranero, que les acercó a uno de los lugares más bonitos que ella había visto. Fue un viaje casi perfecto, en el que faltó su madre que no quiso ir porque decía marearse en el tren. Desde entonces, siempre ha querido volver. Qué mejor momento para repetir el viaje que con su marido, Ernesto. Fue una mañana perfecta. Sólo faltó su perro Teo.